Desperté de nuevo sudado,había vuelto a tener el sueño de hacía varias noches,pero esta el lobo blanco me atacó pero me ayudo una figura extraña,no le dí demasiada importancia,me levanté y me coloqué el armamento,llevaba meses ya fuera de mi tierra,desde que me fuí nose que habrá pasado con aquellos cantabros,había oído algo de un tal Aníbal y sus temerosos elefantes de guerra pero nada mas,tenía en mi poder la cabeza de el más temeroso de los generales vikingos Erick el Temible,con su cabeza había mandado a Ridjarg y Arminio al norte para que convencieran a sus ejércitos y se unieran a la lucha,no sabía donde nos encontraríamos ni cuando,pero tuve que darles algo de protección, y de 1020 soldados que éramos les di 500 y yo me quedé con 520 con los que debía recorrer el camino hacia Roma;nos pusimos en camino,hacia el sur y mientras viajábamos le pregunte a el inmortal sin arma que porque no llevaba,él sonrió y me enseñó el brazo y añadió:-Si llevo se llama Caestus,es como una especie de guante con pinchos sirve para aumentar la potencia de golpeo,y ademas desgarra la piel.
Sonreí y le dije:-¿y eso se puede llevar junto a la espada para en caso extremo usarlo?
Sonrió y dijo:-¿Un gladiador que no conoce el Caestus?,este arma se lleva de complemento a la gladius en la arena,si quieres uno tengo de sobra.
Sonreí y le dije:-Bueno dame uno pero colócalo para que no se caiga.
Seguimos avanzando hacia el sur y nos encontramos con las tropas cartaginesas de el mismísimo Aníbal,pero para mi sorpresa era el quien quería conocerme a mi al enterarse que nos lo habíamos encontrado;nos dirigieron a donde él estaba y allí estaba el temeroso Aníbal subido a su elefante,se bajó y se dirigió a mí:-Así que ¿tú eres el renegado?pensaba que tu ejército era más grande,pero bueno si las historias que cuentan son ciertas,nos vendría muy bien tu apoyo,ahora mismo nos dirigimos a Roma a conquistarla por la gloria de Cartago.
Le miré extrañado y añadí:-Me faltan soldados porque han ido a buscar más ayuda con las tropas del Norte,y en cuanto a lo de Roma,nosotros nos dirigíamos para conquistarla pero por la gloria del pueblo.
-Jajaja muchacho necesitaras aliarte a un imperio para conquistar Roma y yo soy ese imperio que buscas,mis soldados llegan allí hasta donde no llega la vista,uno de mis elefantes aplasta a 10 caballos con su trompa y a los soldados directamente los hace rendirse,si quieres unirte a mí aquí estamos y si no,será mejor que no me tengas como enemigo.
Sonreí y añadí:-Los enemigos de mis enemigos son mis amigos,vamos a por Roma.
Caminamos junto a Aníbal y su ejercito y le pregunté por Iberia,pues el venía de allí,y me contó lo que había pasado,todos habían caído no había esperanza solo conquistar Roma;avanzamos durante días,y lo que realmente me sorprendió es que sus soldados no gastaban casi víveres y le pregunté y me dijo:-El desierto hace que ultimes tus recursos,los Tuaregs somos hijos del desierto,no necesitamos casi comida ni bebida.
Me sorprendió lo rápido que avanzaban sus tropas, con sus pesados elefantes en menos de un día habíamos llegado a las puertas de la imponente Roma.
Antes de atacar le hicimos una oferta al Senado romano,este la denegó matando a los mensajeros;Aníbal se enfado muchísimo pues en Cartago matar a un mensajero es símbolo de guerra,asi que sin pensárselo dos veces cogió sus tropas y empezó a atacar la muralla romana;yo al verle avanzar no tenía otro remedio mandé a mi pequeña tropa atacar también,pero no atacamos directamente si no que hicimos una formación de Falange para compensar la falta de guerreros,al principio funcionaba bien pues Aníbal se ocupaba de los poderosos soldados al grito de:-No les deis nada y arrebatárselo Todo. Y a nosotros solo nos llegaban legionarios poco disciplinados,pero en un imprevisto Roma sacó todo su poderío y empezaron a salir Pretorianos,como los de Sergius o aun más poderosos,este al verlos sonrió y dijo:-Al fin algo de diversión.
Nos costó horrores mantener la formación pues nos atacaban por todos lados pero justo cuando parecíamos derrotados,del horizonte se divisó una sombra,una sombra como la de mi sueño y no,no iba a hacernos ningún daño pues era Ridjarg y Arminio junto a una mujer y un montón de soldados,llegaron a prisa y nos quitaron de encima a los Pretorianos,todo el mundo aclamaba el nombre de aquella mujer y gritaban BOADICEA!
Aníbal se dio cuenta y al ver los refuerzos entró con fuerza con los elefantes a Roma y empezó a destrozarlo todo a su paso,acto seguido todos le seguimos.
Dentro de las murallas las fuerzas ya estaban igualadas,Boadicea se dedicó a combatir las tropas del Este,Aníbal las del Oeste,Ridjarg las del Sur y Arminio las del Norte,yo cabalgué solo por la ciudad buscando la sede del senado,pero noté que no iba solo detrás mía venían los Cuatro Inmortales,llegamos a las puertas del senado y nos dirigimos a entrar,pero antes de llegar a entrar salieron perros de guerra y nos atacaron y justo detrás de los perros salió la guardia pretoriana,eran pretorianos pero más disciplinados y más robustos,los Inmortales sin pensárselo dos veces atacaron con fuerza y coraje y el Inmortal del Caestus se me acercó y me dijo:-Corre muchacho esto no es nada,nosotros podemos entra a dentro.
Dicho eso le hice caso y entre al senado buscando al senador que había conquistado Iberia me acerqué a él y todos los demás senadores le protegieron,me quité el yelmo pues eran demasiados y me limitaba la visión;ellos de protección solo llevaban pequeñas dagas y eso parecía fácil de esquivar,me abalancé sobre ellos con fuerza y al primero le corte la yugular y murió en el acto,al segundo le atravesé la arteria aorta con la falcata,al tercero le reventé la cabeza con el hoplom,al cuarto le rajé el brazo y murió desangrado,al quinto le hice lo mismo que al cuarto,al sexto le corté la pierna,al séptimo le estampé contra la pared con el hoplom,pero el octavo me clavó la daga en el pie,el noveno me la clavó en el brazo,el décimo me la clavó en el pecho,no podia hacer nada eran 23 contra 1,y justo cuando me iba a clavar el senador undécimo la daga en el cuello una flecha apareció de la nada y le atravesó el ojo,acto seguido un tridente voló por el aire y clavó a tres más a la pared,eran los inmortales,entre todos habíamos matado a catorce pero aun quedaban ocho más,entró corriendo el Inmortal del Caestus y de dos puñetazos reventó dos cráneos me miró y dijo:-Vamos tu también puedes.
Me ayudo a levantarme y me apoyó contra la pared al verme mal herido,tranquilo ya lo hacemos nosotros,acto seguido corrió y de otros dos golpes mató a otros dos,el Inmortal de la espada rodeó a cuatro con su espada dió una vuelta sobre sí mismo y les cortó la cabeza a los cuatro,sólo quedaban dos,uno intentaba huir por la masacre que había visto pero antes de que huyera el Inmortal del arco le clavó una flecha en la espalda,quedaba el senador encargado de la guerra de Hispania,todos le rodearon pero ninguno atacó,antes de matarle recordé todo lo que había pasado por su culpa,guerras,hambre,esclavitud…solté la falcata enfadado y con las pocas energías que tenía le golpeé la cabeza con el Caestus,abriéndole la cabeza en dos,acto seguido caí al suelo intentando acariciar la estatua que había de Luperca y antes de morir añadí:-He aquí mi historia,no deseo homenaje alguno,ni tampoco culto,solo quiero que Roma sea una ciudad donde todo el mundo tenga valor, y devuelva todos los territorios conquistados a sus verdaderos dueños,y ahora caigo y me dirígo al Valhalla.
había muerto,pero Roma era de nuevo una Democracia y el poder residía realmente en el pueblo.